
Desde que somos padres nos convertimos en zombis con horarios de trabajo insanos que por ahí de las 9 de la noche se ponen más amarillos. Que cada día ruegan que el ritual de dormir a los niños, esta vez, sea más corto. A veces pareciera que nos leen la mente, porque entre más cansados nos ven, más largo lo hacen. Un beso más, una película más, un berrinche más, una lechita más… Y así un cuento de nunca acabar.
Este post es mero desahogo de una mamá cansada pero muy consciente de lo bendecida que es. Si tú como yo te sientes justo así, repite esta frase: “Mi vida es bella, tengo un compañero maravilloso, unos hijos maravillosos, una casa maravillosa, un trabajo maravilloso y yo soy maravillosa. ¡Gracias, gracias, gracias!
¿Y tú? cuéntame cómo la estás pasando en estos días…
Aurora