No quiero que te parezcas en lo más mínimo a mí, ni siquiera en una pestaña.
No eres la continuación ni de mi apellido, ni de mi maligna forma de ser.
No eres mi apéndice, pues eres única e indispensable.
No serás lo que nunca pude ser, ni te lanzaré por senderos que hubiera querido recorrer.
Eres sencilla y llanamente diferente, desafiante al exponer tus puntos de vista y realmente quisiera que seas tu propia escultora,
que tu cincel haga pedazos las asperezas y redondee las puntas que te afligen.
Eso solo lo puedes hacer tú, no fabriques tus cimientos y columnas sobre nadie, sé fuerte, sé digna,
no regatees ni en las tiendas
y mucho menos en el amor.
Por sobre todas las cosas del mundo, solo te pido algo:
Sé todo lo que quieras ser, mientras te haga feliz: Vende helados, ilusiones, compra nubes, pendientes, zarandea a la vida y no sigas a los demás, no creas en lo que te digan, solo hazlo si a ti te apetece.
Sé timón, nunca ancla, sé mar, nunca arroyuelo, sé tú, solo tú…
Autor: Katya Isabel