
Para ello es fundamental aprender a velar por nuestro propio bienestar.
Sanar nuestras heridas, aprender herramientas que nos ayuden a lidiar con nuestro enojo, frustración y miedo.
Si como padres de familia somos capaces de regular nuestras emociones, tendremos la capacidad de ayudar a nuestros hijos a regularse.
Sanarnos les sana, cuidarnos les cuida. Esta es la clave para que nuestros hijos aprendan a cuidar de sí mismos.
Aurora