
De repente me encontraba sola maternando y realizando todas las labores de casa. Era enloquecedor. No paraba en todo el día, y cuando él llegaba del trabajo prácticamente le entregaba a mi hija en la puerta y me encerraba en el baño a llorar.
Cada día me resultaba difícil ver dormir a mi esposo plácidamente con sus pezones inútiles que no podían alimentar a nuestra hija. Luego levantarse tranquilo, meterse a bañar, desayunar con toda la calma y salir de casa triunfante a su trabajo para desaparecer todo el día y regresar hasta la noche.
Sentía celos. Me sentía frustrada y agotada física, mental y emocionalmente. Pasaba los días irritable, triste, me sentía inútil, no dormía casi nada, me dolía el cerebro cada vez que mi hija lloraba, y lo peor de todo me sentía completamente culpable.
Estaba sola transitando una depresión post parto.
Nadie me habló de esto antes y yo juraba que me las sabía de todas todas, pero no, me estaba hundiendo poco a poco.
Mi camino como mamá me ha llevado a pedir ayuda, estudiar, practicar y acompañar a otras mamás para que no pasen lo que yo.
Es muy importante contar con una red de apoyo antes del nacimiento de tu bebé y sobre todo después de. Si los sentimientos de angustia, irritabilidad, llanto y ansiedad permanecen por más de 3 semanas desde el nacimiento de tu bebé y además sientes rechazo hacia él o te cuesta trabajo vincularte, es necesario pedir ayuda.
No estás sola. Compárteme cómo te sientes!
Aurora